Descubre los Nombres Reales de los Androides C-17 y C-18 en Dragon Ball Z

El arco argumental de los androides en Dragon Ball Z es uno de los más queridos por los fans, presentando a varios antagonistas que han dejado huella en la serie. Desde los androides números 19 y 20 hasta los números 16, 17 y 18 —también conocidos como C-16, C-17 y C-18— este arco culmina con el todopoderoso bioandroide Célula y sus diferentes transformaciones. Sin embargo, los androides C-17 y C-18 tienen un pasado en común como humanos, cuyos nombres reales fueron desvelados por el propio Akira Toriyama años atrás.

Los nombres reales de los androides C-17 y C-18

En un número de la revista Saikyo Jump publicada en 2014, Akira Toriyama reveló que los verdaderos nombres de los androides C-17 y C-18 eran Lapis y Lázuli, respectivamente. Ambos eran hermanos mellizos antes de ser secuestrados por el Dr. Gero y convertidos en androides con el objetivo de eliminar a Goku. La combinación de sus nombres da lugar al término «Lapislázuli», una gema de color azul ultramar muy apreciada en la joyería antigua.A lo largo de la serie, después del arco de Célula, los androides 17 y 18 recuperan su humanidad, aunque conservan cierta desconfianza hacia la humanidad. A pesar de esto, C-18 se casa con Krillin y tienen una hija llamada Marron, mientras que C-17 se convierte en guardabosques, se casa con una estudiosa de la naturaleza y adopta dos hijos. Ambos personajes se convierten en aliados de los Guerreros Z durante el arco final de ‘Dragon Ball Z’ y las siguientes aventuras en ‘Dragon Ball Super’.

¿Cómo se llama el androide C-16?

El androide número 16, que acompaña a C-17 y C-18 en su misión inicial, no tiene un nombre real ya que es una creación del Dr. Gero basada en su hijo fallecido, Gevo. Este personaje fue considerado un fracaso por su creador debido a su carácter amable, lo que lo llevó a negarse a hacer daño a seres vivos.

Conclusión

El arco de los androides no solo presenta antagonistas memorables sino que también profundiza en sus orígenes humanos, lo que añade una capa emocional a la historia. La evolución de personajes como C-17 y C-18 demuestra que incluso aquellos creados para ser villanos pueden encontrar redención y un lugar dentro del mundo de Dragon Ball Z.